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Nostalgia (Caspe durante la posguerra)

Por Alberto Cortés Royo

Érase una vez. Así empiezan los cuentos de los niños. Vemos domingo tras domingo en la televisión autonómica el gran programa Dándolo Todo Jota y trae a nuestra memoria tiempos pasados. Nosotros no diremos, érase una vez, diremos, hubo un tiempo en nuestro pueblo en que las diversiones estaban limitadas (eran los años 40, 50) en los que para pisar la calle era necesario pedir permiso al alcalde, al jefe de la policía nacional o al jefe de la policía local, de cuyo nombre es mejor no acordarse.

Si bien es verdad que las juventudes tenían las mentes yermas. Salidos recientemente de la guerra, en los colegios solo se estudiaba además de mucha religión los cuatro libros que interesaban al régimen. Prohibido leer libros que pudieran dañar la sana moral de las personas, para lo cual fueron retirados o quemados de la biblioteca todos los autores dañinos según la censura del momento. Era frecuente escuchar a las personas mayores decir: “No digas eso, no se te ocurra leer eso, no te vayan a ver. No hables, no censures que las paredes tienen oídos”.

Se instaló en Caspe un cuerpo de la Policía Secreta bajo la dirección de Don Ciro formado por media docena de mequetrefes salidos de los residuos de la guerra, bien de la Falange u otros cuerpos a los que tenían que dar acomodo, que gozaban del don de que se hiciera en Caspe lo que a ellos les pasara por los santos… Controlaban los molinos de aceite, las harineras, los comercios, el estraperlo. Nada se podía hacer si no se pagaban más que los famosos diezmos a los chulescos elementos, o se les llenaba la cesta de aceite, pan, arroz, etc., entonces autorizaban a los propietarios a levantar la mano y dar salida por la puerta trasera a comida y bebida a través de los grandes estraperlistas. Entre ellos gozaban de fama El Barbetas y El Arturito, gorrones donde los hubiera y dispuestos a cazar a quien les saliera de las narices según denuncias o escuchas.

Había un calabozo en la planta baja del Ayuntamiento en el que se entraba o se salía por cualquier cosa. Porque te mandaran a dormir y no te fueras, por levantar la voz en la calle, etc., etc. Eso sí, cuando te soltaban por lo general salías bien comulgado, pues había un jefe de los guardias municipales (Geremán) tan ruin y tan mezquino, pistola al cinto, que solo por respirar sin su permiso te llevabas una hostia seguida de otra.

A la vista de estas libertades le quedaba el recurso a la juventud de afiliarse a la Falange de donde se tenían muchas salidas y muchos privilegios, o a los coros de Sección Femenina, alma y vida de la formación de los hombres y mujeres del futuro, de una España Grande y Libre.

Recuerdo una representación en el teatro Argensola de Zaragoza de los coros y danzas de Caspe formado por las niñas ilustres del pueblo (las Bayas, las Milas, Lucrecia Berges, Rosita Verdaguer, etc., etc) bailando el bolero de Caspe y la jota. Niños no cabían en el grupo, no fueran a contaminar a las damas. Como tañedores hombres hechos: Arbonés, Florín y tres jovenzuelos inofensivos de las clases bajas, Caja, el Pájaro y yo mismo. Dormir en diferentes hoteles, ellas en un tres estrellas. Nosotros en una fonducha donde el río no nos dejó pegar ojo. A bueno, el desayuno lo tuvimos que pagar nosotros y a tocar a un teatro repleto de autoridades, militares de graduación y otros satélites a las doce de la mañana.

Con estas miras, a los jóvenes humildes, de campo y otros oficios, trabajadores de Sol a Sol que solían tener por estudio el libro del mango de una azada, cuando el trabajo les dejaba hueco solían centrar sus diversiones en: los hombres en la taberna, los mocetes y mocetas al baile de la pista [de] Zampabollos, eso sí, acompañados de la madres de las damas. Y quien podía gastarse una peseta al cine a soportar películas heroicas españolas, alguna del oeste y pocas americanas, todas ellas cortadas por la censura, pues los besos, los abrazos, etc., eran pecado mortal.

Lo que sí era necesario ver en el cine era el NODO con respetuoso silencio, ya que en él se narraban día tras día los sin iguales avances que estaba haciendo la patria bajo la dirección del excelentísimo Caudillo de los ejércitos de Tierra, Mar y Aire. Inauguración de pantanos con grandiosas centrales eléctricas que engrandecían los bolsillos de los poderosos capitales y políticos de la época. Barriadas de casas baratas para los trabajadores, donde había que entrar con calzador y el cemento brillaba por su ausencia. Eso sí, muchos constructores cercanos al régimen se hacían multimillonarios con las subvenciones que recibían por la construcción de casa piso.

El famoso NODO tenía otro apartado obligatorio donde aparecía el Generalísmo vitoreado por la multitud brazo en alto donde les decía a los españoles que éramos los mejores, que teníamos una nación en paz y nos salía la riqueza por los poros.

Triste discurso, cuando la mayoría que escuchábamos desde las butacas del cine tan patrióticas palabras sabíamos que en nuestras casas no existía el pan y si había era poco y negro, que muchos tenían un familiar más o menos cercano en el campo de concentración o en la cárcel y desgraciadamente muchos fusilados o desaparecidos durante la “gloriosa contienda” originada en 1936 por el salvador de la patria.

No terminaba el NODO sin ver una demostración de la Sección Femenina y las juventudes de la Falange en un estadio de fútbol, demostrando el alto grado de cultura de la juventud española. Gran farsa, ya que de todos era sabido que a los colegios de pago curas, monjas y las pocas universidades que existían solamente iban los hijos de los pudientes, ya que las carreras y el saber estaba prohibido para los pobres y la gente baja, pues mientras hubiera analfabetismo e incultura entre la gente humilde seguiría triunfando el capital y el clero. Trabajo y muertos había costado apoderase de España. Declarar una guerra nacional para terminar con la República que ponía en práctica la cultura y la igualdad entre todos los españoles.

(continuará)

Caspe, marzo de 1945. Actos de homenaje a la 52 División. Colección Carmen Royo (in memoriam)

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