Por Alberto Serrano Dolader
El sábado 24 de julio de 1927 se presenta ante el público la Orquestina Repollés, en un concierto promovido por el Bar Deportivo de Francisco Mompel.[1] La prensa local suma su aplauso al de la multitud: “Ni que decir tiene que fue un gran éxito para el naciente grupo musical y que tanto los locales como la amplia plaza de Ramón y Cajal, se vieron invadidos por el numeroso y distinguido público que acudió a escuchar el repertorio que figuraba en el programa”. La excelente acogida se repite al día siguiente y en las sesiones del fin de semana del 30 y 31, con un aforo “repleto de personal amante de la música”.[2]
El músico y compositor José María Repollés Ríos, director y alma de la banda, todavía no había cumplido 22 años cuando comenzó a escalar junto a su grupo los peldaños de un éxito popular hasta entonces nunca disfrutado por un conjunto bajoaragonés.[3] La clave: interpretar las piezas bailables de un repertorio de moda con la calidad de una técnica solo alcanzable por instrumentistas sólidamente formados, sin escatimar esfuerzos en ensayos previos. Las albricias ya las presagiaba días antes el influyente semanario El Guadalope:
“Es un hecho ya la constitución de la orquestina local de bailes modernos que dirige el conocido y joven maestro José María Repollés; amablemente invitados hemos tenido el gusto de escuchar estos días algunos de los ensayos, saliendo muy complacidos de la interpretación de su extenso repertorio y pronosticando para la nueva entidad musical muchos triunfos si siguen con el interés y entusiasmo que han empezado, ya que arrestos y condiciones artísticas no les faltan para triunfar. (…) Hora es de que Caspe cuente con una orquesta de esta clase para en todo momento darnos a conocer las composiciones más selectas del repertorio moderno”.[4]
El proyecto se cimentaba en una inmediata experiencia anterior, pues en realidad suponía continuar con la Jazz-Band, comandada (desde al menos 1924) por el propio Repollés, que ahora ampliaba su ambición para rozar la profesionalidad.[5]
Que la cosa iba en serio y que se pretendía sobrepasar el marco de actividad puramente local lo prueba que se notifica la creación del grupo y el inicio de actividad a los medios de comunicación regionales: “Orquestina Repollés nos comunica (…) la formación de este grupo musical. Deseámosle grandes triunfos y agradecemos la atención de su director, el joven profesor José María Repollés”, saludará desde sus páginas El Noticiero.[6] Hoy diríamos que la idea de circular una nota de prensa evidencia propósitos de marketing; ¿también se distribuyeron promocionalmente copias de algunas fotos bien planificadas que llevan el cuño de Fotografía Artística José Freja (Caspe) y Viuda de Cepero (Zaragoza) cuyos originales han llegado hasta nuestros días?, quizá.
Las galas y actuaciones en la Ciudad del Compromiso fueron un sin parar. Ese mismo año 1927, en las fiestas patronales de agosto, se reseñó la omnipresencia de los chicos de Repollés: “Ha batido el récord en eso de tocar a todas horas, pues ha habido días que han tocado en cuatro sitios y que nos dio a conocer un extenso y moderno repertorio de charlestones, tangos, chotis (…) estuvieron incansables”.[7] Los conciertos de verano en el bar de Francisco Mompel poco menos que se institucionalizaran.[8]
Cualquier fiesta que asoma en el calendario se aprovechará como excusa para contratar a la formación, que se hizo imprescindible en las noches de san Juan y san Pedro, en las ferias de noviembre o en los carnavales, por ejemplo. Su presencia no se hacía rogar en festivales benéficos, incluidos los dedicados a la “vejez desvalida” o “a beneficio de las misiones de China”.[9]
Tampoco en el cine. Tradicionalmente los pianistas locales animaban en vivo las cintas mudas, pero, en ocasiones y a partir de 1927, la Orquestina fue contratada para poner en directo la banda sonora a algunos filmes, logrando notoriedad: “Ejecución irreprochable [la] que la Orquestina Repollés da a cuantas obras coloca en el atril durante todas las sesiones”.[10] Las primeras películas sonoras que se proyectaron en Caspe no llegarán hasta bien entrada la década de los años treinta del siglo XX.[11]
Y más compromisos de la Orquestina. Amén de numerosos bolos en los salones sociales de los diversos casinos,[12] y de ser teloneros de afamadas compañías teatrales,[13] los grupos de jóvenes de familias bien la contrataban para sus fiestas privadas. La Orquestina siempre se mostraba “incansable” y dispuesta a ejecutar “lo más selecto de su extenso repertorio”. [14]
Un repertorio que se ha definido como “un perfecto exponente de la música alegre y desenfadada, pero a la vez elaborada, de los años veinte”.[15] Charlestón, chotis, fox-trot, shimmy fox, pasodoble, tango… un poco de todo… o un mucho, porque, días antes de su debut, un periodista local escribió: “Hora es de que Caspe cuente con una orquesta de esta clase para en todo momento darnos a conocer las composiciones más selectas del repertorio moderno, contando ya en la actualidad con una colección de más de setenta bailables entre las que figuran, además de las más y más en boga de las revistas y zarzuelas modernas, una colección de 20 tangos recibidos directamente de la república Argentina”.[16]
La Orquestina Repollés, cuyo recorrido solo truncará el estallido de la Guerra Civil,[17] colocó encima del escenario, junto al piano del director, a Vicente Barceló Landa (contrabajo), Antonio Caballú Fillola (saxófono y flauta) Guillermo Guillén Gil, Manuel Guiu Burrey (trompeta), Emilio Peralta Villanova (batería y, quizá, saxófono), José Tobeñas Hueso (violín) y a un tal Esteban.[18] En algunas etapas o más coyunturalmente, también colaboraron los músicos Miguel Albiac (banyo), Manuel Andreu, Jenaro Arbonés (batería), Cándido Calvete (violín), Cañares, Lino (trompeta), Agustín Luna (violín) y Juan Triguell (que se anunciaba como drummer, o sea, batería); en fin, “un conjunto interesante y digno de oírse”.
Mencionaba más arriba la sólida formación musical de muchos de sus componentes, algunos de ellos discípulos de los profesores Eusebio Campos Ferrer y Florencio Repollés Bielsa. Por eso, sin dejar la faceta ligera, no había transcurrido un año de recorrido cuando decidieron avanzar un paso: “… proponiéndose dar conciertos a base de música seria, están ensayando ya varias obras que han de ser de verdadero agrado para los aficionados a la buena música, como las siguientes: la selección de ‘El barberillo de Lavapiés’, la de ‘Gigantes y Cabazudos’, ‘La Calasera’ (Gavota), ‘Jota de la Dolores’ y la célebre ‘Canción india’ de Rimsky Korsakov y otras muchas”.[19]
“Animada por sus continuos éxitos”, la Orquestina se esforzó en adquirir nuevos instrumentos que enriqueciesen su puesta en escena, aunque desde el inicio ya contó con más que los imprescindibles. De Paris recibieron un banyo, un saxofón y una trompeta (“plateada”, por más señas); también llegaron una flauta y un xilófono, elementos que “alternarán con los varios que ya cuenta, en los conciertos y bailables que lo requieran”.[20]
La buena acogida, popularidad y aceptación local encadenó giras por el entorno, brincándose el límite de la provincia. Incluso se rechazó, con dolor, una madrugadora propuesta de permanecer durante todo un mes en el escenario de un acreditado y céntrico café Zaragozano (a los músicos les debió de resultar imposible ausentarse tanto tiempo de sus respectivos trabajos normales, que nunca llegaron a abandonar).[21]
En todo caso, estuvieron lejos de ascender a ricos. Por una actuación en la fiesta de un barrio de Caspe se repartían entre todos 75 pts.; por tres intensos días de Carnaval en el Casino (bailes tarde y noche, y concierto al mediodía) un pago global de 625 pts. En aquellos años finales de los veinte, un par de guantes costaban 2 pts., un traje a medida de caballero 30, y un kilo de lomo de cerdo 1 duro.[22]
[1] Con anterioridad, me ocupé muy brevemente de este grupo en las pp. 206-207 de SERRANO DOLADER, Alberto (1982): “La música de Caspe durante los siglos XIX y XX”, Cuadernos de Estudios Caspolinos, Grupo Cultural Caspolino, Caspe (Zaragoza), nº 7.
[2] El Guadalope (Caspe), 31.7.1927.
[3] Mi tío abuelo José María Repollés Ríos (Caspe, 6.9.1905 – Caspe, 11.2.1975), fue hijo y heredero musical del compositor y organista Florencio Repollés Bielsa. Hasta ahora, la faceta política de José María (moderado y comprometido ciudadano de la izquierda democrática) es la más divulgada, aunque ningún historiador se ha ocupado de estudiarla en profundidad. Un esbozo biográfico de Pepe Repollés (así lo llamaba la familia y su círculo de amigos) lo he incluido en un trabajo de investigación sobre su padre (“El músico caspolino Florencio Repollés Bielsa (1873-1921) y sus coetáneos”) que próximamente será publicado en Cuadernos de Estudios Caspolinos (CECBAC). Dejo para otro momento el relato de la actividad musical de José María Repollés y aquí me ocuparé exclusivamente de la Orquestina a la que dio nombre.
[4] El Guadalope (Caspe), 17.7.1927.
[5]La Jazz-Band de Repollés ya animó una fiesta organizada por el Club Deportivo Caspe en la primavera de 1924 (de la que da cuenta El Día, del 9 de abril, dato que agradezco a Iván Barberán). Integraron esta formación germinal, además del director, Genaro Arbonés Fontané (batería), Emilio Catalán Centellas, Agustín Luna Serrano (violín) y José Tobeñas Hueso. En el zaragozano Foto Studio de la calle Méndez Núñez, encargaron algunas copias (¿también el disparo?) de una instantánea en la que posan como para imagen de un cartel.
[6] El Noticiero (Zaragoza), 26.07.1927. La presentación de la Orquestina también se difunde en La Voz de Aragón (Zaragoza), que el 21.07.1927 aporta este dato: “Cuenta ya con un repertorio tan variado como moderno, de más de cien composiciones para bailes y conciertos”.
[7] El Guadalope (Caspe), 21.8.1927.
[8] Mompel anuncia los bailes de la Orquestina en el programa oficial de fiestas de 1928. El Guadalope (Caspe), 9.6.1929, inserta este suelto: “El dueño del acreditado bar del Club Deportivo nos anuncia que en breve darán principio los conciertos de verano, amenizados por la muy aplaudida Orquestina Repollés. El servicio de café, aperitivos y helados estará espléndidamente servido, por lo que no cabe duda de que la amplia plaza de Ramón y Cajal ha de verse todas las noches concurrida”.
[9] La velada solidaria con la tercera edad tuvo lugar el 2 de mayo de 1929 en el Teatro Principal, en el que la Orquestina Repollés interpretó “obras de tan difícil ejecución” como Currito de la Macarena (Iruretagoyena) Sus ojos bellos (Tomás Fernández) o Cortejo Gitano (Iruretagoyena), El Guadalope (Caspe), 5.5.1929. El festival de apoyo a los misioneros en el país asiático se desarrolló el 2 de enero de 1931 en el Teatro Goya, abriendo la sesión los muchachos de Repollés se lucieron con “unas bonitas composiciones que, por el acierto con que fueron desarrolladas, obtuvieron la aprobación unánime del numeroso y selecto público que llenaba completamente el elegante y espacioso teatro”, El Guadalope (Caspe), 4.1.1931.
[10] El Guadalope (Caspe), 9.10,1927. En este ejemplar se hace referencia a los pases musicalizados en directo de las cintas La dama de Monsoreau (película muda francesa de René Le Somptie, de 1923, basada en la novela histórica publicada por Alejandro Dumas en 1846) y La hija del hospicio (de Louis Feuillade, 1921). En algunas sesiones “agotose el papel de preferencia con bastante antelación a la hora de empezar el espectáculo”.
[11] Sobre los tiempos iniciales del cinematógrafo en la ciudad puede leerse el artículo de Antonio BARCELÓ CABALLUD y Alberto SERRANO DOLADER “El primer cine que vimos”, publicado en dos entregas en la revista local La Bailía nº 13, dic. 2017 y nº 14, nov. 2018.
[12] El 16 y 17 de agosto de 1927 “en el amplio salón que en la calle Mayor tiene el Círculo Caspe (…) se congregó lo más selecto de la buena sociedad de Caspe, así como muchos forasteros”, El Guadalope, 21.8.1927. En los carnavales de 1934 se sube el escenario del Centro Mercantil: “¡A formar toca! y empiezan los bailes en medio de una batalla de confeti y serpentina”, El Noticiero (Zaragoza), 16.02.1934.
[13] Por ejemplo y según se pregonó en hojas volanderas publicitarias, el 3 de marzo de 1932, fueron teloneros y rellenaron los descansos de la obra representada en el Teatro Goya por la Compañía de Comedias Martí-Pierrá, de gira por toda España.
[14] Sonada fue una verbena privada en los jardines de José Pellicer, la del 23 de junio de 1929. Adornados “con farolillos a la veneciana”, luciendo las señoritas mantón de manila, dándole al organillo en los intermedios y consumiendo una espiral de refrescos, helados y churros servidos por el ya citado barman Francisco Mompel; El Guadalope (Caspe) 23 y 29.6.1929. Otro ejemplo de fiesta privada en la que participó la Orquestina fue el “gran baile por invitación” celebrado el 4.5.1932 por la peña Zekin en el Teatro Goya, El Guadalope (Caspe) 1.5.1932.
[15] Artículo de Víctor LUCEA en las pp. 16-18 de BERNAD ROYO, Enrique (coord.) (2003): República y republicanos. Socialistas y republicanos de izquierda en Zaragoza y su provincia, 1931-1936, Grupo PSOE en la DPZ, Zaragoza.
[16] El Guadalope (Caspe), 17.7.1927.
[17] La última actuación pública que he documentado es la del carnaval de 1934, pero nada hace suponer que la formación no continuase activa algunos meses más, El Noticiero (Zaragoza), 16.02.1934.
[18] La Orquestina Repollés recoge a algunos componentes de la Banda de Música Municipal, entonces en crisis, que se mostraban especialmente contrarios al intento de los munícipes de imponer a un nuevo reglamento. Véase pp. 62-64 de CONTE LORENTE, Manuel (1998): Crónica de una banda de música, Grupo Cultural Caspolino, Caspe.
[19] El Guadalope (Caspe), 1.1.1928.
[20] El Guadalope (Caspe), 17.7.1927, 27.11,1927 y 1.1.1928.
[21] El Guadalope (Caspe), 28.8.1927: “La orquestina local Repollés se está haciendo ya popular fuera de nuestra ciudad, estos días ha recibido su director ventajosas proposiciones para tocar durante un mes, en uno de los principales cafés situados en la Plaza Constitución de Zaragoza. Los días 25 y 26, fiestas de vecino pueblo de Nonaspe, también han actuado en una de las principales sociedades obteniendo grandes éxitos y habiendo gustado extraordinariamente”.
El Guadalope (Caspe), 1.1.1928, da cuenta del regresó de Almatret (Lérida)] de la Orquestina Repollés, que había sido “ventajosamente contratada” para actuar en la sociedad La Rosa: “No hay que decir que el éxito alcanzado fue de los grandes; como lo prueba el que les ofreciesen un contrato de cuatro días para el próximo mes de febrero y el que ya les hayan hecho proposiciones de otros pueblos comarcanos”.
[22] Fuente: Florencia Repollés Ríos (Caspe, 1903– Ibíd., 1988), hermana de José María Repollés y muy querida abuela paterna del firmante de este trabajo, que en los años setenta y ochenta del siglo XX atesoró muchas horas de charlas y anotaciones con ella, algunas de las cuales ha sido muy útiles a la hora de redactar este estudio.
Ciertamente, el público tampoco pagaba por escuchar a los de Repollés lo que realmente valían: en los “grandes bailes” celebrados en noviembre de 1932 en el Teatro Goya, con diversión garantizada de 3 a 7 de la tarde, las entradas de caballero costaban peseta y media, y las de las señoras cincuenta céntimos, según se anunció entonces en hojas volanderas.
4 respuestas a «Charlestones, tangos, chotis…La Orquestina Repollés»
Maravillosos recuerdos y magnífica documentación.
Gracias. El reto ahora es que vuelva a sonar la música que José María Repollés compuso para su orquestina. En ello estamos.
Entrañable el artículo. Me ha encantado!!! La Saga Repolles, sígue siendo única!!!
Me ha encantado el artículo y más pudiendo ver a mi padre (Emilio Peralta) en esas fotos tan joven. Ya en vida me hablaba sobre la orquestina.
Gracias.