Suele traer recompensa seguir las indicaciones de Manuel Pellicer, de la Carta Arqueológica de Caspe o de otros trabajos que nos llevan al ager caspolino. Con más o menos dificultad, podemos contemplar en el campo aquello de lo que nos hablan los libros. Aunque en ocasiones ya no es posible. Tal es el caso del yacimiento arqueológico de Chacón, un antiguo poblado que fue engullido por tres veces: durante la Edad Media fue abandonado, en el siglo XIX se borró gran parte de su trazado con la construcción del mítico Palacio de Chacón, y a mediados de los años 60 el Pantano de Mequinenza se tragó sus escasos restos .
¿Qué sabemos de esta antigua aldea? Según afirmó el arqueólogo local Manuel Pellicer, la antigüedad de la misma se remontaba a época medieval. En 1957 Pellicer localizó restos de construcciones medievales en la misma zona en la que se construiría la casa solariega del siglo XIX.
La existencia del poblado también es citada en los Anales de Valimaña: «En esta partida hubo antiguamente un pequeño pueblo, que no consta si se fundó antes de la invasión de los moros, pero sí que existía después de ella, porque lo habitaron exclusivamente ellos. Dedúcese esto de un convenio por escritura formal que hai en el archivo de la Villa, mediante el cual los vecinos de Chacón se obligan a dejar pasar […] por el Ebro a los vecinos del Lugar de Miralpeix a los moros de Chacón; mas como los moros permanecieron tantos siglos en nuestra España, no se sabe el tiempo o año de su destrucción». Otro dato interesante es el que aporta el fogaje de 1495 ordenado por Fernando II, el Católico. En él Chacón ya aparece como despoblado (gracias por el dato, Adrián Gavín).
Despejadas las incógnitas en cuanto a las últimas desventuras de los restos de este pequeño núcleo habitado, debemos retroceder hasta el medievo y preguntarnos, ¿Por qué se abandonó Chacón? Quizá para encontrar la respuesta a este pequeño enigma debamos remontarnos al siglo XIV, cuando la caída demográfica provocada por la Peste Negra propició el fin de numerosos poblados. El campo se vació ante la falta de demanda de los productos agrarios y la despoblación de muchos núcleos rurales que se produjo en aquel siglo fue un hecho generalizado en toda Europa.
De lo que no hay duda es de que Chacón era un paraje especial, pues siglos después Agustín de Quinto se fijaría en el lugar para edificar una majestuosa mansión que se perdería, tras la construcción del Pantano de Mequinenza, bajo las aguas del Ebro.