Publicado en El Agitador el 20-11-2011
Hace un par de semanas Manolo García, compañero de nuestra asociación, me hizo llegar unas fotos. Como tantas veces, enviaba unas imágenes de algo que había localizado en Internet y que tenía que ver con Caspe. Esta vez era algo bastante curioso: una banderola formada por tres colores horizontales, las barras en la parte izquierda y el escudo del Consejo de Aragón junto a ellas. El escudo es bien conocido, pero no así la bandera. Estoy seguro de no haberla visto en Solidarios y Confederados, la enciclopédica obra sobre el anarquismo aragonés de Alejandro Díez Torre. Me produce extrañeza. Cuando leo la inscripción del lomo de la bandera aumentan mis dudas. Comienzo a pensar que quizá nos encontremos ante una pieza falsa, pues en ella leo: “Cojida (sic) en Caspe el 17-3-1938, día de la liberación”. El binomio bandera+fecha no tiene mucho sentido por los motivos que ahora les explicaré.
Desde finales de 1936 el Consejo de Aragón rigió los destinos del Aragón oriental. Gobernaban a nuestros antepasados, tanto a los que en su comarca no triunfó la sublevación como a aquellos que vivían en zonas donde los insurgentes fueron derrotados. Con la llegada de los anarquistas–mayoritariamente catalanes- se llevó a cabo la implantación del único órgano anarquista con atribuciones de gobierno en la historia del planeta. El “Consejillo de Caspe” (así lo denominó en más de una ocasión Manuel Azaña), tuvo una intensa existencia. Pero también muy corta. Por mandato del Gobierno dela República, el general Líster y su 11 división disolvieron el Consejo el 11 de agosto de 1937. Y no solo eso, el proceso depurativo hacia los anarquistas fue tal que todo rastro del Consejo de Aragón desapareció. Considerando esto, vuelvo de nuevo al principio y retomo una de las dudas que me asalta al ver aquellas fotos: ¿Qué hace una bandera del Consejo todavía en Caspe, en marzo del 1938?
No obstante, mi primera reacción es decirle a Manuel “entérate de cuánto pide, que quizá la podríamos comprar”. A lo que él, a las horas, me contesta que no está en venta, que es de un coleccionista privado. Y hasta ahí llegó la transacción fallida.
Comentamos el asunto con varios compañeros y, como el tema sigue generando dudas, decidimos hablarlo en breve, durante las jornadas sobre 1936 que organiza nuestra nueva asociación Bajoaragonesa de Agitación y Propaganda. El caso es que en los últimos días, los previos al comienzo de las jornadas, éstas son publicitadas vía e-mail por varias asociaciones (de buenos amigos) a la vez. Uno de estos colectivos que colabora en la difusión es el Rolde de Estudios Aragoneses. Y así es como Agustín Martín se pone en contacto con nosotros.
Mediante e-mail me cuenta que ha visto organizada para el sábado una charla sobre el Consejo de Aragón. Me dice que lleva tiempo tras la pista de la bandera del C. A. que el propio Joaquín Ascaso describe en sus memorias. Me cuenta que también el propio Ascaso la describe en el diario Nuevo Aragón, número 66, de fecha 6 de abril de 1937. Para finalizar, me dice que agradecerá cualquier tipo de información al respecto de este objeto perdido.
Qué casualidad. Un tipo que pregunta por la bandera del Consejo…y además parece que sabe de lo que habla, me dije. ¿Será cierto? ¿Es posible que estemos ante un importante hallazgo? Ni me lo pensé: le envié las fotos.
Lo que más me fastidia de todo esto es no ver la cara de Agustín cuando abrió su correo electrónico y vio lo que vio. Él que simplemente busca información y que lo que se encuentra son las fotografías de la bandera que tanto tiempo llevaba persiguiendo.
A partir de ahí vino el contacto telefónico. Agustín, entusiasmado, apostó por la autenticidad de la bandera por varios motivos que luego expondré. Les hice saber el asunto a mis compañeros y les dije que el tal Agustín parecía una persona seria que, desde luego, sabía de lo que estaba hablando.
El siguiente paso fue tratar de saber algo más sobre el propietario de las fotos. El caso es que fue más fácil de lo que en un principio podría parecer (gracias a Toni y a Oscar, de la asoc. Frente de Aragón) y enseguida conseguimos el teléfono de Rubén Martinez, el propietario de la bandera.
La suerte seguía de nuestro lado. Rubén resultó ser un chaval muy majo al que le pareció estupenda la idea que le propusimos: que se viniera a Caspe junto a la bandera y así entre todos presentáramos el hallazgo. Sabedor ya de la importancia que tenía su bandera, aceptó sin dudarlo. Nos dijo que no la vendía pero que la traería a Caspe para que todo el mundo la viera y le hiciera fotos.
Así que poco después contactamos de nuevo con Agustín: en primer lugar le contamos que no solo habíamos hallado la bandera, sino que la íbamos a tener en Caspe el próximo sábado. Tras ello, le invitamos a estar con nosotros en la presentación. Y acepta sin dudarlo.
El viernes 18, tras la mesa redonda sobre el estatuto aragonés de 1936, hablé del tema con Carlos Serrano y Antonio Peiró. Y resultó que Antonio Peiró, experto en temas de aragonesismo (es ahora el director de relaciones institucionales de la Universidad de Zaragoza) también sabía algo sobre el asunto. Con cierto entusiasmo, me habló de algunas referencias que él ya manejaba sobre el tema de la bandera. Se ofrece para colaborar y buscar unos apuntes que tiene: “Te los pasaré en los próximos días”. Hacia las doce de la noche él y Carlos parten hacia Zaragoza.
Solo unas horas después, a las nueve de la mañana, suena mi móvil. Es Antonio Peiró. Me dice que me acaba de enviar los papeles prometidos por Internet “¿Es que no has dormido, Antonio?”, le pregunto. Lo que me envía es la cita de La Vanguardia y una opinión díscola de la época. Se trata de la queja de Gaspar Torrente por el tema de la bandera: “Han substituit la bandera i l´scut d´Aragón por unas altres emblemas que res no tenen d´aragonés y no represente per a res el nostre poble[1]”.
Unos minutos antes nos reunimos todos en el sitio acordado que va a servir también como lugar de presentaciones: Agustín, Rubén, Manolo, Joaquín, Oscar, yo mismo…a las 11: 30 comenzamos el acto. Yo resumo un poco todo lo que les acabo de contar líneas arriba y doy paso a Agustín, quien demuestra que lleva tiempo siguiendo la pista a la bandera y lee varias citas en las que se nombra la bandera, como en las memorias de Joaquín Ascaso, o en las declaraciones de éste en Nuevo Aragón de abril del 37, en el discurso desde Barcelona en el cual habla de que la bandera reúne “los colores de las fuerzas antifascistas”. También se da lectura al texto de Torrente y a La Vanguardia que nos ha facilitado Peiró:
“En la tarde de hoy ha ondeado por primera vez en la Presidencia del Consejo de Aragón, la nueva bandera de esta región. Al acto han asistido el vicepresidente del Consejo, los jefes militares, el consejero de Orden público y otras autoridades locales. Terminado el acto desfilaron las fuerzas de Seguridad de Aragón, a los acordes de los himnos nacional y proletario”.
Y por fin le llega el turno a Rubén. Nos cuenta la pequeña historia de cómo llegó a su poder. Fue a través de un anticuario. Parece ser que, la misma persona que la tomó en Caspe en 1938, fue a venderla recientemente. Deducimos que probablemente la bandera quedó arrinconada en algún rincón tras la disolución del Consejo. Y en marzo de 1938 un soldado “nacional” la tomó prestada. Hasta que años después se deshizo de ella. Y ahí fue cuando la compró Rubén, diciéndole al anticuario que si volvía por allí el anterior propietario quería hablar con él, saber más. No ha tenido más noticias. La adquirió y colgó las fotos en un foro de coleccionistas para que todo el mundo la viera.
Hacia las doce de la mañana abrió su carpeta y, después de 73 años, los colores de la bandera volvieron a brillar en Caspe. Es en realidad un banderín que, por los refuerzos de su lomo, parece de coche oficial. No hay duda, es del coche de Ascaso, bromeamos.
Todo el que quiso la fotografió. Después, la bandera presidió la mesa de las ocho de la tarde en la que se habló sobre anarquismo, el Consejo de Aragón y el movimiento libertario ayer y hoy. Tras ello, la Asociación de la Mujer Caspolina hizo casi un reportaje fotográfico. Nos dicen que van a hacer una copia.
Nos despedimos de Ruben el cuál reafirma que la pieza no está en venta. Varios de los presentes le tentamos: ¿Seguro que no se vende? Quizá el Gobierno de Aragón debería preguntarse seriamente cuál es la importancia del banderín y presentar una oferta razonable. Se ha hecho con otros objetos que forman parte de nuestra historia. Y este, sin duda, lo es. Aragón tuvo durante unos meses una bandera distinta.
[1] Cien años de nacionalismo aragonés. Textos políticos. Zaragoza, Rolde de Estudios Nacionalista Aragonés, 1988, 133 p. (Edición a cargo de Antonio Peiró, selección de textos: Bizén Pinilla y Antonio Peiró).