Junto a la Estación de Ferrocarril y el Hospital de Santo Domingo de Caspe, se hallan las ruinas de la que en tiempos pasados fue la finca de recreo de una familia de ilustres caspolinos. La propiedad pertenecía a Camilo Morales Ezquerra, un destacado miembro de la sociedad civil caspolina: presidió el Círculo Católico (1923), la Sociedad de Ganaderos y la Olearia; fue vocal del Sindicato y miembro de la junta directiva de la Civán. Ejerció también como vocal de la Unión Patriótica y durante unos días del año 1930 ocupó el cargo de concejal. Sus hijos desempeñaron profesiones liberales: Joaquín fue abogado del Estado; Camilo, odontólgo; Fermín fue un prestigioso oftalmólogo y Miguel farmacéutico (ambos fueron alcaldes de Caspe en las décadas de 1940 y 1950 respectivamente).
La fina de la Plana es, además, un lugar que oculta una trágica historia. El 4 de enero de 1933 se produjo un brutal atentado contra el doctor Morales que le dejaría postrado en una silla de ruedas hasta su fallecimiento dos décadas más tarde. Así lo contó el diario Ahora:
La tragedia no abandonó a la familia Morales, pues en 1945 el hijo de Camilo, Camilo Morales Cortés, inspector de FET de las JONS en la comarca de Falset, fue asesinado cuando intentó hacer frente a varios guerrilleros de la UME que asaltaron su vehículo.