En 1611 el cosmógrafo Labaña visitó Caspe y fue el primero que contó la historia de una mesa muy especial. Mucho tiempo después -a finales del siglo XIX- el cronista caspolino Mariano Uriol Altemir describía, dentro del Salón del Compromiso, la significativa pieza:
«De sus muros, colocada sobre pelmodas de madera y sujeta con cadenillas de hierro, pendía, como precioso monumento histórico cuidadosamente conservado, la mesa de nogal con adornos tallados en madera, sobre [la] que fueron extendidas y firmadas las actas de la sesión del Parlamento General de Aragón…»
Posteriormente, Uriol apuntaba que fue en la Primera Guerra Carlista cuando la mesa acabó en el fuego para calentar al retén del Castillo de Caspe. Al parecer, el sargento Francisco de Miguel logró rescatar un fragmento de la tabla con la que después mandó construir un tablero de escritorio que él mismo usaba.
Sin embargo, Mariano Valimaña, el primero y más importante de los cronistas caspolinos, contaba la misma historia con una pequeña diferencia: serían los franceses durante la Guerra de la Independencia quienes acabaron con la mayor parte de la mesa para burlar al frío.
Con el cambio de siglo otro cronista local, Luis Doñelfa, aseguraba en 1922 que era Leonardo Sancho Bonal -médico y también escritor- quien conservaba una parte de la mesa.
Por otro lado, Cirac Estopañán, también en esa misma década, escribió que el fragmento de la mesa pasó por manos de los Padres Escolapios y posteriormente fue a parar a don José Lerín, un carpintero. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que los descendientes de Lerín fueron los depositarios de la tabla que, por fortuna, ha llegado hasta nuestros días.
La historia era bonita, pero finalmente… resulto que no. La parte de la supuesta mesa del Compromiso que conserva actualmente Alejo Lorén, es la misma de la que hablan las crónicas de Caspe. Fue sometida recientemente a la prueba del Carbono 14 y los resultados no dejaron lugar a duda: su antigüedad se remonta tan solo al siglo XIX.
A pesar de todo, no debe despreciarse el valor simbólico de un tablero que durante todo el siglo XX fue considerado como procedente de un mesa con tanta historia. No en vano, sobre él firmaron caspolinos ilustres, jueces y funcionarios de apellido famoso. Esa es una historia que quizá contemos otro día.
Publicado en El Agitador el 29 de junio de 2013.