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Nostalgia (la Rondalla de «Juandiez»)

Por Alberto Cortés Royo

La jota de los domingos en TV de Aragón ha traído a nuestra memoria que unas de las diversiones de la gente moza eran las rondas por las calles de Caspe en noches de días festivos señalados o en cualquier noche que se pusiera en la cabeza de la rondalla. Queremos recordar, además de la de Cañares, la de Juandiez. Decimos la de Juandiez porque en su taberna en la calle de la Hilarza al amparo de la prodigiosa voz de Benito Juandiez, nos reuníamos una colla de amigos para ensayar y preparar esas salidas para cantarles a las mozas, a sus madres y a sus padres y a quien hiciera falta.

En recuerdo a aquellos grandes amigos, muchos fallecidos, vayan estos humildes versos llenos de cosas y casos sucedidos en noches de ronda. Podíamos traer a nuestra memoria cosas y casos de tantas noches de ronda, pero diremos:

Gracias que queda la lengua, para contar “batallicas”, de aquellos tiempos de mozos, cuando la ronda en la calle, a todos enardecía, y al tañer de una guitarra, puertas, ventanas, se abrían.

En el silencio en la noche, alguna jota se oía, que dedicaba a una moza, su galán así decía: “al pasar por la Fireta, tropecé con una higuera, más valía tropezar, con María y Tereseta, ¡y vaya qué zagalicas!, bien merecía la pena, haber parado en su puerta, y cantarle esta jotica”.

Al terminar esta ronda, otro amigo comentaba, “hay que rondar a Pilar”, por quien más que loco estaba, y no sabía por dónde, declararle que la amaba, y como la jota es grande, y le sobraban las palabras, en la puerta de la dama, saló al aire la rondalla, y un mozo con buena voz, esta jotica cantaba: “asómate a esa ventana, cara de jardín florido, que te ha venido a rondar, el que ha de ser tu marido”, y como la jota dice, el cura fue su testigo, pues pasado algún tiempo, los casó en un domingo.

Así seguía la noche, de calle en calle, a otra puerta, otra moza en la ventana, otra jota por los aires, otra promesa de amor, hasta llegar a la plaza. Allí saltaba Juandiez, con su voz potente y brava, que en los estilos de jota, no había quien lo igualara.

Si será grande la jota, que para ella no hay fronteras, es oración en la paz y es arenga para la guerra. Que “rondallica” señores, la que había en aquel tiempo, no teníamos una perra, ni cura que bautizara las juergas y borracheras, que cada fiesta se armaba, en casa de cualquiera.

No nos dolía el hígado, el riñón ni la sordera, qué felices estábamos, con la guitarra en la mano, recorriendo nuestras calles, al son de las “rondaderas”. Nos invitaba el alcalde, y el policía Arturito, y para salir de ronda, necesitábamos permiso, de un tal jefe del Partido, que lo llamaban Don Ciro.

Y vaya que “rondallica”, se tocaban los “yerretes”, y también la pandereta, la bandurria, la guitarra, laúd y las castañuelas.

No había fiesta o festejo, que no salieras de ronda, desde las 12 de la noche, hasta que amaneciera. Los jovenetes de entonces, no tirábamos de porro, ni tomábamos pastillas, para alegrar nuestro cuerpo, y dar marcha a la movida, levantábamos la bota, de vino de cosechero, y como no había perras, ni un real en el monedero, éramos todos felices, saliendo de “rondaderas”.

Adiós, Arcos del Toril, Adiós, calle de la Balsa, la Muela, el Muro, Fireta, calle Vieja y de la Hilarza, plaza Mayor y San Roque, calle Alta, calle Baja, y otras calles de Caspe, que de mozo te rondaba. Ya no suenan como antes, los acordes de guitarra, y aquellas voces valientes, que los mozos entonaban.

Por eso digo NOSTALGIA al empezar estas líneas. Veo en el programa de Televisión de Aragón semana tras semana, domingos y lunes como la jota cantada y bailada está resucitando en Aragón. Desde los valles del Pirineo hasta las casas de Aragón en todo España.

La Rondalla de Juandiez, día de Pascua, 1950. De pie, de izquierda a derecha: Manuel Galicia, José Cajal, Carlos Portalé, José Fontané el Pajaro, Alberto Cortés, Antonio García Juandiez. Fila de abajo, de izquierda a derecha: José, Manuel Cajal, Manuel, Carbaza.

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