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Historia medieval y moderna

EL CASTILLO DE CASPE. UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICA Y SOCIOLÓGICA

Publicado en Historias del Bajo Aragón en junio de 2013

A través de las siguientes líneas nos acercamos hasta los muros del Castillo del Compromiso de otro modo: quiénes fueron sus moradores, cómo fue transformándose el edificio con el paso de los siglos y de qué manera cambió la percepción de los caspolinos sobre el significado del edificio y sus propietarios.

Como es bien sabido, la elección de Caspe como sede del famoso Compromiso se debió, entre otras razones, a su posición geográfica; recluidos dentro de sus muros, los nueve decidieron quién era el candidato más adecuado para la Corona y en junio de 1412 la ciudad pasó a formar parte de los libros de Historia.

Mas, a posteriori, esa misma ubicación territorial fue la causa por la que varios conflictos bélicos dejaron un nefasto recuerdo en la ciudad y, en especial, en su Castillo. Así, la historia del Castillo de Caspe está directamente relacionada con los acontecimientos sucedidos en la ciudad en los últimos siglos. Al mismo tiempo, el significado sociológico del Castillo de Caspe ha estado siempre ligado, tanto a sus moradores, como a las distintas funciones que ha desempeñado el Castillo con el paso de los siglos.

Castillo, inquilinos, usos

El Castillo de Caspe se encuentra ubicado en el cabezo de la Peñaza sobre el antiguo cauce del Guadalope (su desembocadura fue desviada en los años 60), donde también encontramos la Colegiata Santa María la Mayor y el Colegio Compromiso, construido a principios del siglo XX sobre las ruinas del Convento de la Orden del Hospital de San Juan.

Lamentablemente, las intervenciones arqueológicas dentro del perímetro del Castillo de Caspe son, hasta el momento, inexistentes. Pero en un punto muy cercano al mismo, en la escalera Sureste situada junto a la Colegiata, entre 1996 y 1997 se efectuaron excavaciones previas al proyecto de sustitución de la escalinata. Durante los trabajos aparecieron restos cerámicos datados entre los siglos VII-V a.C, correspondientes a la Edad del Hierro, por lo que es lógico pensar que en la zona hubiera un núcleo habitado. Así, podríamos aventurarnos a lanzar la primera hipótesis: hubo un primer “castillo” hacia los inicios de la iberización. Al respecto, cabe apuntar que el lugar donde se encuentra ahora el Castillo del Compromiso es el punto más elevado del montículo de la Peñaza, y no sería descabellado pensar en la construcción de un edificio fortificado desde el que pudiera controlarse tanto el conjunto habitado, como la cercana desembocadura el río Guadalope.

En lo que se refiere al interior de la fortaleza, los restos más antiguos hallados corresponden al periodo romano (que al mismo tiempo son los únicos vestigios de esa época hallados dentro del núcleo urbano de Caspe). Se trata de un aljibe localizado junto al Salón del Compromiso y que, tras los oportunos estudios realizados durante la última fase de  las obras (años 2011-2012) fue datado en dicho periodo. Considerando esto, ya en el siglo II a.C, -y de nuevo no es más que una teoría- pudo haber en el lugar un castrum romano.

Habría que esperar un milenio para que el Castillo de Caspe apareciera por primera vez documentado. En el siglo X surgen las primeras referencias escritas del Castillo de Quasb. Además del río, la fortaleza dominaría también el núcleo habitado de la Muela que está situado en un montículo muy cercano.

A mediados del siglo XII (la fecha “tradicional” de la reconquista era el año 1169 pero las últimas investigaciones de José Manuel Arcal la adelantan hasta 1154) el lugar de Caspe fue reconquistado por las tropas cristianas. En 1193 pasó, mediante permuta, a manos de la Orden de San Juan del Hospital. Fue el inicio de una larga relación que se prolongaría hasta los primeros años del siglo XIX. El edificio fue a partir de entonces lugar de residencia del comendador –después Bailío- de la Orden de San Juan, aunque como demuestra la documentación medieval, los Bailíos se convertirían pronto en meros rentistas de sus feudos y muchos de ellos ni tan siquiera lo habitaron nunca. En cuanto a los caballeros sanjuanistas, es posible que desde el siglo XIII, cuando la línea fronteriza con los musulmanes quedó definitivamente alejada, la presencia en Caspe de los milites de la Orden se redujera a la nada; más bien serían pacíficos monjes sanjuanistas quienes habitarían el edificio dedicándose a tareas de culto y administración.

Durante los seis siglos en los que la fortaleza perteneció a la Orden se celebraron en Caspe diferentes reuniones del capítulo provincial de la Castellanía de Amposta (el priorato sanjuanista que tuvo en esta zona una denominación especial).

El episodio más famoso desarrollado en el edificio es de sobras conocido: desde mediados de abril hasta el 28 de junio, los nueve electos recibieron a las delegaciones de los representantes al trono en sesiones de mañana y tarde. Fue en el Salón del Compromiso donde se leyó el veredicto de los compromisarios el 25 de junio, tres días antes de hacerse público el fallo ante la portada de la Iglesia de Santa María la Mayor.

Salvador Viniegra, «El Compromiso de Caspe» (1891)

Tras la flamante época medieval llegaría la Edad Moderna y el edificio comenzaría a sufrir sur primeros problemas a causa de las guerras de Secesión y Sucesión. Desde el siglo XVII la ciudad de Caspe debió ser reforzada en varias ocasiones al verse inmersa en varios episodios bélicos, siendo utilizado el recinto formado por Iglesia, Convento y Castillo, como fuerte. Lo peor llegaría durante el siglo XIX con las guerras de la Independencia y Carlistas. Dos de los episodios más destacados fueron el del año 1813, cuando el coronel Gayán incendió el edificio ante la cercanía de 2500 soldados franceses, y el de 1874, cuando en las terceras Guerras el Castillo fue totalmente arrasado.

Tras las destrucciones de final del XIX parte del Castillo llegó a ser utilizado como gallinero y conejar por un funcionario municipal, siendo ya de propiedad del Ayuntamiento. Desde el siglo XIX era cárcel y fue prisión del partido judicial en el siglo XX, excepto durante un breve período durante la República en el que fue declarado no apto para tal cometido. Estaba preparado para alojar a una docena de reclusos pero en el transcurso de la Guerra Civil llegó a cobijar a más de 200. Gracias a los grafitis sabemos que hubo presos al menos, hasta 1953.

Grafiti en una de las antiguas celdas

Tras las destrucciones del siglo XIX, dentro del perímetro del edificio se construyó el Juzgado Municipal (actualmente es la sede de la Comarca Bajo Aragón Caspe-Baix Aragó Caspe). Cuando los espacios destinados a cárcel estuvieron ya vacíos, se ocuparon parte de las dependencias anexas. Los viejos muros medievales, enmascarados, fueron archivo del juzgado y lugar donde se celebraban los matrimonios civiles. Las intervenciones de los setenta lo hicieron parcialmente visitable durante unos años. Pero pronto el edificio volvió a degradarse y durante las dos últimas décadas del siglo XX, presentó un aspecto lamentable.

Vertiente este del edificio antes a mediados de los años 70

La evolución constructiva

Como ya se ha apuntado, la falta de excavaciones arqueológicas en el edificio impiden, a fecha de hoy, establecer criterios concluyentes sobre las diferentes etapas constructivas en la fortaleza caspolina. De nuevo debemos recurrir a hipótesis basadas en el contexto histórico en el que se produjeron algunas de las noticias importantes para el inmueble, la comparación con edificios contemporáneos, o el conocimiento de la tipología constructiva de las casas pertenecientes a la Orden de San Juan, en el medievo,  para tratar de dibujar en nuestra mente el aspecto que pudo tener el Castillo durante la Edad Media Plena.

El Patio de Armas, en la vertiente oeste, que es una pequeña plaza entre el Castillo y la Iglesia de Santa María, es el lugar en el que podemos imaginarnos el aspecto que pudo tener la fortaleza a finales del siglo XII, momento en el que los sanjuanistas tomaron posesión de la misma. Aquella fortificación de finales del siglo XII y principios del XIII no ocuparía un espacio mayor del actual Salón del Compromiso y el salón anexo. Así, el perímetro pudo ser un espacio aterrazado, unas dependencias anexas y un torreón de planta cuadrada.

Salón del Compromiso visto desde el Patio de Armas

Sobre las obras en el Castillo durante la época medieval conocemos algunos datos -si bien escasos- a través de las catas arqueológicas que llevó a cabo el equipo de José Delgado en la pasada década. Aparecieron restos de construcciones anteriores en un nivel inferior al actual. ¿Huellas de las reformas emprendidas por los sanjuanistas en el viejo castillo islámico a finales del XII o principios del XIII?

Restos de estructuras halladas en las catas arqueológicas en la vertiente oriental, año 2005

En lo que todos los especialistas se ponen de acuerdo es en cuanto al momento más importante, constructivamente hablando, en la fortaleza: hacia mediados del siglo XIV el Castillo pasó a tomar una imagen mucho más palaciega. Basándonos en algunos grabados podemos apreciar cómo se convirtió en un castillo-palacio no demasiado alejado de la imagen de la residencia de los Papas de Aviñón. Para entender esta vinculación Caspe-Aviñon es imprescindible acercarnos a la figura de Juan Fernández de Heredia, que residió en Aviñon en los últimos años de su vida. Fue el Gran Maestre del Hospital entre 1377 y 1396 y, por motivos no del todo claros, estaba muy vinculado a Caspe. Sabemos por documentos conservados que fue el promotor de varias obras durante el siglo XIV en la acrópolis de Caspe. Precisamente de esa época data la construcción de los grandes contrafuertes en la vertiente oriental, la ampliación hacia el norte (sector en el que siglos después se ubicarían las cárceles que actualmente no puede visitarse) y el Salón del Compromiso donde se celebraron las sesiones en 1412.

El Castillo del Compromiso a mediados del siglo XIX. Grabado de Hermenegildo Esteban

La Edad Moderna marcó el principio del ocaso de la fortaleza. Se realizaron modificaciones defensivas y destrucciones importantes. A finales del XIX el Castillo estaba tan arruinado que el propio Ayuntamiento autorizó a los caspolinos a que se llevaran piedras del mismo.

Hubo varios intentos de reconstrucción durante el siglo XX, siendo el más destacable la intervención popular llevada a cabo –con más corazón que cabeza- a mediados de los años 70. No sería hasta el año 2006 cuando comenzaran las obras definitivas. Seis años interrumpidos entre fases y dos millones y medio de euros después, el Castillo del Compromiso abrió sus puertas.

El paso de los siglos: cambios en la percepción del Castillo

Como en todo el Bajo Aragón, la principal actividad económica de la villa fue, durante siglos, la agrícola. Y de ello sacaron buenos réditos los sanjuanistas. Además de otros impuestos directos, tanto en la Edad Media como en la Moderna los campesinos que cultivaban a treudo las extensas tierras de la Orden debían hacer frente al pago de parte de la cosecha, el diezmo y la primicia. Por si fuera poco, los sanjuanistas tenían el monopolio sobre los dos únicos molinos harineros que había en la villa (aunque hubo varios intentos, la Orden nunca permitió que se levantara otro de titularidad municipal), lo cual significaba que había que pagar al Bailío por moler el trigo. Incluso cobraban un impuesto por las barcas que cruzaban el Ebro.

Con todo ello, es fácil deducir qué concepto tuvieron los caspolinos durante siglos sobre el Castillo y sus moradores.

Se marcharon los monjes tras las desamortizaciones y el Castillo quedó abandonado durante un tiempo. Con las Guerras Carlistas fue de nuevo ocupado y, en varias ocasiones, los isabelinos se hicieron fuertes en el conjunto fortificado. Cuando, por fin, en 1874 los carlistas del Cura de Flix lograron desalojar a las tropas leales, la reacción de los tradicionalistas fue fatal para la fortaleza. Según cuentan las crónicas, 600 caspolinos participaron, con picos y palas, en el concienzudo derribo que se llevó a cabo, en especial, en el Salón del Compromiso y los espacios anexos. Habían conseguido acabar de una vez por todas con el baluarte de los isabelinos locales.

Solo la vertiente norte, las cárceles, se libraron de tal brutal destrucción. Y fue allí donde en las siguientes décadas el Castillo siguió usándose. Varios de los fusilados en el verano de 1936 pasaron su última noche entre las paredes pétreas de la fortaleza. Durante la etapa “nacional”, caspolinos y comarcanos fueron alojados en el Castillo antes de los fatales traslados a la cárcel de Torrero, la mayoría entre 1938 y 1939. Durante la estancia en el Castillo de Caspe de los presos, sus familias acudían a llevarles comida; incluso los más pequeños podían visitarlos. Tal y como hemos podido comprobar, para los hijos de aquellos presos el histórico Castillo es, en realidad, nada más que la Cárcel.

Pero el siglo XX se caracterizó también por las opiniones contrastadas de los caspolinos en cuanto a la reconstrucción de la fortaleza. Indiferencia e incredulidad contra tímidos proyectos que anhelaban la recuperación del emblemático edificio. Tanto en 1912, fecha del V Centenario, como en 1929, hubo proyectos de reconstrucción que quedaron en nada. Por fin en 1976 se produjo una “restauración” parcial del conjunto formado por Castillo y jardines. No hubo ayuda desde las instituciones.

Con la llegada del nuevo milenio y gracias a las reivindicaciones de la Asociación de Amigos del Castillo, los caspolinos hemos conseguido recuperar  una parte del edificio. Y con ello, buena parte de nuestra propia historia.

Santa María la Mayor y el casco antiguo de Caspe desde el Salón del Compromiso

Amadeo Barceló

Bibliografía:

Amadeo Barceló; La Orden de San Juan de Jerusalén en Caspe y Comarca durante la Edad Media (introducción a su estudio), Comarca Bajo Aragón Caspe, 2006

Carlos Laliena; Sistema social, estructura agraria y organización del poder en el Bajo Aragón en la Edad Media, siglos XII-XV, Teruel, 1987.

F.J. Cortés; Caspe, Historia y Arte, Ayuntamiento de Caspe, 1997

F. J. Navarro; “Proyecto de sustitución de la escalinata contigua y paralela a la fachada meridional de la Colegiata” 1997.

Manuel Pellicer; Panorama histórico-arqueológico de Caspe en el Bajo Aragón, Colección Historias Municipales, 2, CECBAC, 2004

Para saber más:

Sobre el proyecto de restauración de 1929:

Sobre el Salón del Compromiso:

Sobre el Compromiso de Caspe:

Sobre el Convento de la Orden de San Juan:

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