Ayer noche, al atardecer, dimos una vuelta familiar por la Val de Zail. El plan era conocer una piedra con una historieta curiosa, pues Alberto Serrano lleva tiempo recopilando asuntos sobre piedras de la provincia de Zaragoza. Pedro Anay nos contó que la llaman así porque los chicos se resbalaban (o esbarizaban) con el culo en ella para tirarse a la acequia cuando esta pasaba por ahí, es decir, antes de la construcción del acueducto de la Val de Zail.
Nota posterior a la primera edición del texto: Sin embargo, Manuel Cortés -con poderosas razones porque la tierra junto a la piedra pertenecía a su familia- asegura que la piedra no se utilizaba como trampolín, sino que en realidad era un improvisado paso para cruzar de un lado a otro.
De paso hicimos foto a una almenara, antaño usada para vaciar de lodos la acequia tras su limpieza, el pesado «desguaz», así como también al acueducto de la Val de Zail.
Todo esto en el llamado «Rincón de Pocaropa», que no tengo ni idea de porqué lleva ese curioso nombre (si alguien lo sabe, estaré encantado de oírle). En fin, los pueblos están plagados de sitios con topónimos singulares.
