Nos trasladamos fugazmente a un momento concreto de la Guerra de la Independencia. En septiembre de 1810 el Bajo Aragón estaba ocupado por la Grande Armée. Caspe, de manera efímera, había sido recuperado por las fuerzas españolas en el mes de marzo aprovechando al ausencia del grueso de las tropas del general en jefe del ejército de Aragón, L.G.Suchet (un año después sería nombrado mariscal por su actuación en la toma de Tarragona). Una vez que Suchet regresó de Valencia, los franceses volvieron a ser dueños de la localidad. Todavía restaban tres años para que, de manera definitiva, las fuerzas españolas recuperasen el Bajo Aragón para las armas españolas.
Como decíamos, a comienzos del otoño de 1810 el ejército napoleónico señoreaba por un Bajo Aragón, si bien hostigado por la guerrilla. Y una de aquellas acciones los que fueron emulados por Curro Jiménez lograron capturar documentos franceses que todavía se conservan. Los legajos nos cuentan que la caballería francesa estaba perdiendo la batalla contra las sanguijuelas de la fuente de Sariñena, que 5 oficiales y 109 soldados se encontraban apostados en Bujaraloz, que contaban con un contingente de 173 hombres en Fabara, y que Caspe había enviado 10.000 raciones de grano y 1.190 de carne al cuartel general del tercer cuerpo. Precisamente en ese año e impulsado por el caspolino afrancesado Austín de Quinto, se inauguró un nuevo molino harinero -situado frente al actual cuartel de la Guardia Civil, en el solar que hoy ocupa un supermercado-, con el propósito de abastecer a las tropas francesas que sitiaban Tortosa.
Agradecemos a la fabarola Lola Bielsa habernos hecho llegar este curioso documento.
Publicado en El Agitador el 2-6-2015