Esta semana nos vamos a la Roqueta. Se trata de un curioso cerro testigo que vemos junto a la N-211, a nuestra izquierda en dirección Alcañiz, concretamente entre los kilómetros 262 y 263. La Roqueta, con su forma de torreón de castillo, nos recuerda a los vecinos Monegros, donde esta suerte de esculturas naturales son todavía más habituales.
Resulta sumamente curioso que este tipo de formaciones que evocan paisajes desérticos sean producto del agua. Y aunque no es sencillo explicar qué son estos promontorios y cómo se formaron vamos a intentarlo: la Depresión del Ebro es una cuenca en la que predominan los sedimentos de la Era Cenozoica o Terciaria (momento de la formación de las grandes cordilleras como los Pirineos, Alpes e Himalaya durante el plegamiento alpino). En aquel tiempo, hace unos 15 o 20 millones de años, una cantidad ingente de ríos sin salida al mar surcaban la actual cuenca del Ebro. Ríos que en época de crecidas se desbordaban al no tener salida al mar, cubriendo de limos lo que hoy son nuestros campos y montes. Aquellos barros son hoy capas alternas de arcillas y areniscas pobremente cimentadas y muy fracturadas. Por eso la acción del agua es tan notable en estas rocas y es capaz de individualizarlas esculpiendo formas caprichosas. El viento únicamente termina el proceso.
Pero además, la Roqueta es también un paleocanal de arenisca debido a la erosión diferencial de las lutitas (un tipo de roca) y la caída de bloques de areniscas (gracias, Eduardo Baquer por el apunte). Y como decíamos es a la vez un cerro testigo esculpido por la erosión, un reducto formado por areniscas y limos que “testifica” que hubo una plataforma en ese lugar.
Los paleocanales son la gran particularidad geológica de la zona. Su singularidad es tan universal que no existe en todo el planeta un paisaje igual (tanto es así que en 2019 un nutrido equipo de geólogos norteamericanos se desplazó a Caspe para estudiarlos). Se trata de antiguos canales fluviales hoy convertidos en lomas (aquí solemos llamarlos lastras) de arenisca. Dejaremos para otro día una explicación más extensa sobre cómo se forma un paleocanal.
Por último añadir que el gran arqueólogo local, Manuel Pellicer, catalogó la Roqueta al haber hallado en su cima algunos materiales cerámicos de la segunda mitad del II milenio a.C.
Una excursión apta para todos (nosotros hicimos una ruta circular y salieron 4,5 Km.). Se puede llegar a la cima sin mucha dificultad y disfrutar de las vistas. No son más que 280 metros de altura, pero ofrecen una panorámica de la val de la Liana y de la sierra de Vizcuerno muy atractiva. Sin olvidar que en las inmediaciones de la Roqueta hay un par de corrales abandonados donde pueden hacerse unas fotos bien chulas.
Una respuesta a «LA ROQUETA»
Interesante artículo.
Ruta sencilla y apta para todos.