Dicen que una crisis es oportunidad. Este año que siempre recordaremos por su dramatismo, ha sido, en ciertos aspectos, provechoso. Por un lado, ante el riesgo de la socialización en espacios cerrados, hemos buscado la seguridad del aire libre. Por otro, tras una cuarentena en la que nos obligaron a quedarnos en casa incluso para hacer ejercicio, ante la mayor seguridad de los espacios abiertos y poco concurridos nos acercarnos a espacios naturales cercanos cuando podemos hacerlo. Estas dos circunstancias coaligadas pueden explicar que ahora se vea mucha más gente por la naturaleza que un año atrás.
Buscando ambos elementos, socializar y a la vez hacer ejercicio, unos cuantos amigos decidimos dar la bienvenida al nuevo año en el paraje del Mas de la Punta. Tras un copioso (y tempranero) almuerzo realizamos la llamada Vuelta de la Magdalena, así llamada en los mapas aunque la icónica ermita queda al otro lado del Ebro.
Son nueve kilómetros por una península cuyo trazado dibuja el Ebro en los que se disfruta de un paraje inhóspito dotado de unas vistas chulísimas. El recorrido es totalmente accesible. Dos horas escasas para una de las rutas más maravillosas que pueden llevarse a cabo en el término municipal de Caspe.
