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Historia medieval y moderna

Trabia, la última villa perdida

Por mucho que el tiempo vaya erosionando la memoria colectiva, y por mucho que los caspolinos hace siglos que no escuchamos a través de nuestros mayores historias sobre el lugar, Trabia sigue viva. De hecho, continuamos recordando a la villa a través de iniciativas que ya provienen del siglo XX. Sonaron las canciones de la Orquesta Trabia, hubo quien degustó el Licor de Trabia de las Destilerías Piera o incluso se construyó un Pasaje Trabia entre las calles Conde de Guadalhorce y Primo de Rivera. Y más recientemente, ya en el siglo XXI, hubo un mega proyecto urbanístico fallido que fue bautizado como Trabia Nova. 

Trabia es un lugar especial, misterioso, ¿Cómo y cuándo fue su final? Solo un puñado de legajos medievales nos permiten conocer con certeza algunos datos sobre la última villa cercana a Caspe que, con entidad jurídica propia, sucumbió ante la modernidad.

Aunque las referencias más sólidas en torno a la datación del lugar de Trabia no van más allá de la Edad Media, otras fuentes sitúan la antigüedad del lugar mucho más atrás. En su Panorama Histórico Arqueológico de Caspe en el Bajo Aragón (2004, pp. 138-139) Manuel Pellicer nos decía que:

«la villa bien pudo ser prerromana (…) Trabia, Traves, Trebes o Treba es un topónimo céltico, prerromano, con el significado de aldea (…)» .

Restos de edificaciones en la zona del antiguo poblado

El texto más impactante -e imposible de contrastar- que podemos leer sobre el lugar, procede de los Anales de Caspe que fueron escritos en origen por Mariano Valimaña en el siglo XIX (editados en 1988 por el Grupo Cultural Caspolino), quien nos deja algunos párrafos (pp. 26-27 y 41) como

«Esta ciudad pues, hizo gran resistencia  a los romanos, sufrió su sitio seis meses, y tomada por último a la fuerza, fue saqueada, destruida y quemada (…)»

El religioso Valimaña aseguraba también que en la ciudad llegó a acuñarse moneda. Incluso unas páginas después, se refiere a un mandato del Arzobispo de Zaragoza quien, en una fecha indeterminada, habría dispuesto que

«Los vecinos de Trabes trasladados a Caspe por la guerra cumplirán en esta Parroquia los Aniversarios de la suya»

Gracias a José Manuel Arcal y su trabajo Caspe Medieval Documentos, del año 2007, la villa fue reconquistada por las tropas de Ramón Berenguer IV en el año 1149, siendo contemporánea a la toma de lugares cercanos como Fraga y Lleida. Esta es la carta de población que se otorgó al lugar:

1149, mayo, [s. d]. Daroca.

En el nombre de Dios. Sea conocido por todos los hombres que yo Alfonso, por la gracia de Dios rey de los aragoneses, conde de los barceloneses y marqués de Provenza, hago esta carta de donación y confirmación a ti Pedro de San Vicente. (Porque me) agradó a mí, es por eso que de buen ánimo y voluntariamente, dono, alabo y a perpetuidad concedo a ti, con motivo de los servicios que a mí hiciste, Trabia, que está en aquel río de Ebro, delante de Caspe, con todos sus términos yermos y poblados, con las aguas y los pastos y las leñas y los bosques y las hierbas y con las entradas y las salidas y los derechos y las pertenencias suyas, del modo que mejor los poseyó en tiempo de los sarracenos, y haber debe (poseerlos), y son los términos de Trabia y son así, del modo que encierran aquella Val de Orrios (Valdurrios) y da en el Ebro, y de otra parte sale a la Val de Pilas y sale a la Sierra de Matarraña del modo que corta la Sierra de Mequinenza y de otra parte del modo que (está) frente a la Val de Nexine y del modo que estas confrontaciones encierran y vierten las aguas hacia el Ebro son los términos de Trabia. Verdaderamente la predicha donación, a saber, Trabia y la villa que allí hayas hecho con todos sus términos, doy y concedo a ti Pedro de San Vicente para que tengas y poseas aquellos francos y libres e ingenuos para tu propia heredad, para hacer de ello todas tus voluntades tú y tus hijos y toda tu generación o posteridad tuya para siempre, salvada mi fidelidad y la de todos mis descendientes todo el tiempo. De este modo, a saber, doy a ti el ya dicho donativo para que hagas fortificación, a saber, castillo, en la predi-cha Trabia o en sus términos, donde mejor pudieses y mejor vieses, y tengas el mismo castillo de Trabia con todos sus términos tú y tus hijos y toda generación y descendencia tuya para siempre.

Sello de Alfonso, rey de Aragón, conde de los barceloneses y marqués de Provenza.

Carta hecha en el mes de mayo en Daroca, era 1187 (año 1149), con regencia mía, por la gracia de Dios, en Aragón y en Barcelona y en Provenza.

Obispo Pedro en Zaragoza. Obispo Esteban en Huesca. Obispo Gui-llermo en Lérida.

Son señores: Pedro Castellazol en Calatayud, Bertrando de Santa Cruz en Daroca, Blasco Romeo en Zaragoza, Artal en Alagón, Blasco Nia Maça en Borja, Jimeno Romeo en Tarazona, Pedro Ortiz en Fuentes, Marco en Huesca, Jimeno de Artusella mayordomo del señor rey, Peregrino de Castellazolo en Alquezar.

Sancho de Piedra Rubea, por mandato de mi señor rey esta carta es-cribí y este sello hice.

La aldea junto al Ebro fue la avanzada cristiana frente a Caspe, que, al otro lado del Ebro, continuó en manos musulmanas durante cinco años más. Por aquel entonces Trabia pasó a manos de un tal Pedro de San Vicente, a quien se le recompensó con la donación del lugar por sus servicios en la Reconquista. La villa pasa a ser controlada por San Vicente «con todos sus términos yermos y poblados». Se conservan en el Archivo Histórico Nacional dos traslados (copias) de la donación fechados en en 1269 y 1299. Precisamente en la primera de esas fechas, 1269, la villa, su castillo y términos fueron vendidos a la Orden de San Juan.

De nuevo José Manuel Arcal (Carmen J.Mar) tuvo acceso a un documento de Concordia por el monte de Valdurrios hecha entre Fraga y Caspe el2 de noviembre de 1438, donde se dice:

«Primeramente como parte del termino de Casp enta la vuega que es entre fraga et burjaraloz entro a la sierra que parte las aguas vesantes en la balsedenosa et baldedera et de alli sierra a sierra como parte las aguas vesantes entro al camino que va de peñalua a la barqua de trabas«.

Trabia. Parte elevada sobre la que se encuentra el «Castillo». Al fondo, el Ebro.

El último dato documental que por el momento se conoce de la villa proviene del siglo XV. Así, sabemos que el lugar estuvo habitado al menos hasta 1440; también del AHN procede el documento que instituye al Justicia de la villa: Jayme Quartal, vecino de Caspe.

El dato es relevante. Trabia habría sobrevivido a las importantes crisis de mediados del siglo XIV, momento en el que un buen número de poblados diseminados por toda la geografía europea sucumbieron.

Hemos dejado para el final un curioso detalle: Trabia tuvo su propio «castillo» por exigencia real. Así, a Pedro de San Vicente se le pidió que

«hagas fortificación, a saber, castillo, en la predicha Trabia o en sus términos, donde mejor pudieses y mejor vieses, y tengas el mismo castillo de Trabia con todos sus términos tú y tus hijos y toda generación y descendencia tuya para siempre»

Quizá los restos del castillo correspondan a la ruina de una edificación elevada (si estamos en lo cierto y se trata de ese edificio, más bien sería, más que un castillo, una pequeña torre de vigilancia) que se ve sobre los cimientos del poblado y que les ofrecemos en las imágenes.

Les invitamos a que se desplacen hasta el lugar. Trabia se encuentra en el Soto del Peladillo, más o menos frente al Caming Lake Caspe. Para acceder a ella es casi más fácil hacerlo con una barca desde el Ebro que en coche desde el camino de Valdurrios (está a una distancia considerable de Caspe y no es fácil encontrar el lugar exacto). Eso mismo debieron hacer los ¿trabienses? durante la Edad Media para desplazarse hasta Caspe: cruzar el Ebro (al menos una barca de cierta entidad había en el lugar, pues como hemos visto es citada en la documentación bajomedieval) evitando así tener que dar una vuelta mucho mayor.

Si llegan hasta allí, podrán ver con sus propios ojos algunas de las imágenes que aquí les mostramos. Tendrán la oportunidad de comprobar por ustedes mismos que aquellos habitantes medievales disfrutaron de un entorno privilegiado junto a naturaleza y aguas del río Ebro. Deténganse por unos segundos y piensen que lo que queda del poblado no son solo un puñado de piedras entre matojos. Trabia es un lugar con mucha historia.

Edificio que, a la vista de la traza de sus primeras hileras de piedra (en la base), bien podría corresponder al «Castillo de Trabia» citado en la documentación medieval

Fuentes documentales:

AHN OOMM., Carpeta 605, nº 8; leg. 236, nº 14.

AHN OOMM Carpeta 606, nº 27; leg. 244, nº 12.

AHN OOMM Carpeta 605, nº 9; leg. 236. nº 15.

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